EL grito

EL grito
Edvard Munch

lunes, 27 de agosto de 2007

ALGUNOS POEMAS MÁS

Traición.

el viento se torna bello a pesar de tu abandono

las ramas del sauce se retuercen en una danza

extrañamente parecida a la maravilla

la luna, impávida ante mi tristeza, dejó a un costado

su lugar en nuestros ojos

(ya no más nuestros)

ya mis ojos solos

demudados y solos

fantasmagóricos y solos

terribles

terriblemente solos






























creíamos que sería la última vez

pero una bocanada de viento turbio nos volverá a unir

será de noche, sin duda

y la luna girará como loca, como queriendo presagiar

ese final

que ya está escrito

será la muerte o el caballo feroz haciendo el amor

a orillas del río

cuando ya nadie

y en la vieja habitación del hotel trastornado

será esta vez, esa última vez, que

creíamos que ya había sido

pero que este crispado viento turbio se empeña,

maldita sea

en que nos volvamos a encontrar



























Ya no son tuyos Marte ni la Luna.
Sí lo eran de mi amor
que murió en Open Door.

Lautréamont a las cuatro

es igual que yo, a cualquier hora.

El sitio de Montevideo es Buenos Aires,

algún rincón del suburbio.

La que no se puede nombrar ni recordar

es la misma.

Yo abrazo a ese árbol para que no se caiga,

soy yo la que se desploma en el medio del mar.

Sí, otra vez te fuiste (padre)

pero no del todo.

Como siempre siempre te estás yendo

pero no del todo

tremenda fatalidad de la agonía.


















la sábana de la crueldad

obtura mi mente

- creo que cogeremos esta noche-
-
alguien del otro lado del mundo

escribe un poema salvaje

tengo terribles celos terribles celos

¿por qué tengo que escribir
cómo se debe? Pregunta


y ensaya palabras atroces


(des) estructura (des) ata (des) miente


qué ganas de inventar algo sublime

de tatuarle mi nombre en la frente


mi cerebro se cae

ensaya una sinfonía la última


el animal de siempre se asoma

es negro negro negro


negro como esta noche negra








Recuerdos de infancia.

"... unas acuarelas descansan sobre el piso de ladrillo, manchas suntuosas del devenir exiliado, el umbral es de mármol, el alma también. parecen de escarcha sus ojos, ya no me ven, hace rato. y yo en el micro cantaba esa estúpida canción y almacenaba miel en los párpados para el invierno. nunca derramé más miel en mi vida que en estos tiempos tan extraños... la maravillosa transformación de la larva. ojos de fuego en el medio del desierto, llama trémula, feroz desquite. notas de un milagroso instrumento, estrellando en la noche los resabios de la melodía más dulce, más triste y más viento del mundo ."

al ausente









































el sol íntimo movimiento

de tu pelo cayendo sobre el pasto

el sol revelando violencia

y la tierra

remolino de vértigo

acantilado de un cuerpo abismal

que se derrumba

mapa del corazón humano

donde se despedaza la historia

death

death
edvard munch, ese noruego brutal