EL grito

EL grito
Edvard Munch

viernes, 14 de marzo de 2008

Con(fin)

Ahí está. Duro, con el rostro sereno, como dicen todos cuando hablan de los muertos. Pero él tiene una serenidad verdadera, casi sonríe , y está del otro lado. o no está, pero está aquí. Y es el cadáver de mi padre.
Adrogué está soleado, la vida sigue, ya cesó esa lloviznita que me llenaba el pelo de angustias, cada vez que lo iba a visitar.
Hablaba incoherencias, isquemia cerebral. El peor castigo. Se autoflageló ? o fue casualidad ?
No creo en las casualidades, él tampoco y por eso me toma de la mano, como nunca antes, ahora que no entiende nada, que sus neuronas funcional mal, que el tiempo ya empieza a ser pasado y no presente, él me toma de la mano y me dice : Hijita. O Papita. Pápa chiquita ? No lo sé.
Hay muchas cosas de él que no sé ni sabré nunca. Tampoco entiendo su discurso deshilachado, pero le digo todo que sí y él se pone contento al pensar que alguien lo entiende. si el amor es sólo eso, entender lo inentendible o hacer como qué para que el otro no sufra.
No me ahorraste ningún suftimiento, padre, los padecí todos y los sigo padeciendo. Mi analista dice que reedito tu abandono.
tu abandono fue visceral, marcado, profundo. Yo te amaba. te amaba como puede amar una niña, con la pureza y la fiereza de lo porvenir, sin pasado. Puro amor futuro, incandescente. Soñaba con un futuro juntos.
Me dejaste. Me borraste de tu vida. Primero, fue el internado, luego las posibilidades de adopción, un viaje a Alemania o a Córdoba, poco importaba el lugar; y luego mi residencia oficial en la casa de tu hermana, mi vieja, como la llamo aún hoy . Me impostaste una familia de prestado, algo que no era mío, soy ajena en todas partes, extranjera, me confinaste a un exilio constante. deambuladora.
Terrible animal, no creo en los cuentos de hadas. los demás sacan premios, tienen padrinos, hasta el peor de los enfermos , alcohólicos , drogones, violentos, "Liliana Hecker, mi maestra " leo de Pablo Ramos y sé que está lejos de mí,que los verdfaderos desertores somos nosotros, ...y que no tendremos lugar porque en otro espacio nos confinaron a ser cadáveres insepultos.

death

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edvard munch, ese noruego brutal